Cristina Ortún
Hola, mi nombre es Cristina Ortún, a lo largo de mi vida siempre he sido una persona con grandes inquietudes relacionadas con el conocimiento del ser humano, por ello he investigado, preguntado, desarrollado y experimentado diferentes maneras de comprenderlo.
Mi afán de querer ir un paso más allá me llevó a formarme como Naturópata hace ya 23 años.
En este gran aprendizaje, entendí cómo respetar el cuerpo, el alma y el espíritu con cuidados naturales, sin químicos ni sustancias dañinas.
Origen
Al cabo de unos años, las circunstancias de la vida me llevaron a encontrarme con mi verdadero destino, la pedagogía Waldorf, y enseguida comencé a formarme.
En el año 2001 terminé la formación en pedagogía infantil Waldorf y en ese momento, un nuevo destino comenzó para mí.
El recuerdo que tengo de esa época es maravilloso, aún me veo a mí misma como una mujer joven, llena de vida, alegría y esperanza por todo lo que me aguardaba en un nuevo mundo fascinante, donde las familias con niños pequeños iban a ser la parte principal de mi recorrido vital, y todo eso estaba a punto de comenzar.
Suiza
Al terminar mi formación en pedagogía Waldorf, realicé diversas prácticas con niños en escuelas Waldorf de Madrid y de Suiza (Vevey, Ginebra), volví a España, y poco después, regresé por segunda vez a Suiza, esta vez a un lugar lleno de magia, una ciudad rodeada por el gran lago Leman, poderoso y fascinante, envuelto en majestuosas montañas.
Aquí fue donde por primera vez comencé a trabajar como tutora de un grupo de niños de entre 3 y 6 años, en los años 2002 y 2003.
Esta experiencia supuso para mí una gran oportunidad de vida y crecimiento personal.
En el Jardín de niños Waldorf de Suiza, “La Tourmaline”, conocí a Jean Kuonnen, una gran maestra y persona con muchos años de experiencia y dotada de una magia y un don especial únicos para llegar al corazón del niño pequeño.
Jean Kuonnen fue mi fuente de inspiración, y mi experiencia a su lado, quedaría grabada en mi corazón de por vida.
Waldorf Aravaca
A mi vuelta a Madrid se abrieron muchas puertas y nuevas oportunidades que me llenaron de gratitud.
Regresé a Aravaca, Madrid, donde estaba mi hogar, en el año 2004 con un saco lleno de enriquecedoras experiencias y con una fuerza especial que traje de aquella tierra llamada Suiza.
A mi llegada a Madrid comencé a colaborar con el colegio Waldorf de Aravaca, donde ya había realizado mis primeras prácticas durante mi periodo de formación. En esta ocasión, me integré en cada uno de sus grupos de infantil, y así pude aprender, experimentar y desarrollar al máximo mis habilidades.
Paralelamente a las colaboraciones con la escuela Waldorf de Aravaca, abrí un nuevo espacio de Pedagogía Waldorf, también en Aravaca, para niños de 1 a 3 años durante las mañanas, que combinaba con talleres de manualidades Waldorf para los niños de 3 a 6 años durante las tardes.
La Buena Compañía
En el periodo de 2005 a 2009, se produjo un nuevo cambio importante en mi vida, abrí un jardín de niños Waldorf muy cerca de Guadalajara, llamado “La Buena Compañía”.
Observé que en esta zona, existía una gran necesidad de cuidados para la primera infancia, hacía falta un lugar donde el niño pequeño pudiera desarrollarse en un ambiente hogareño y respetuoso, en el que se le pudiera acompañar hacia un sano desarrollo.
Allí estuve sembrando con toda mi presencia y dedicación, las bases de un nuevo espacio creado en un ambiente cálido para que los niños pudieran embriagarse de la pedagogía Waldorf, desconocida en esas tierras.
Guadalajara
Por las mañanas me ocupaba de los niños de 2 a 5 años y por las tardes atendía a niños de 6 a 8 años.
En este espacio realizábamos talleres de elaboración de pan, pintura con acuarela o telares entre otras actividades, y los complementaba con mucho juego libre con juguetes de madera, lana, fieltro, y elementos de la naturaleza.
Después de 4 años de intensa aportación a los niños y familias de estas tierras Guadalajareñas, necesitaba parar y abrir nuevos horizontes en mi vida, así que regresé a mis orígenes, a la zona de la sierra noroeste de Madrid.
Me instalé en San Lorenzo del Escorial, y nada más llegar, tuve muy claro que ese sería mi próximo destino de siembra.
Allí me establecí en el año 2009.
Casa del Escorial
Durante el transcurso de los años 2009 y 2010, me tomé un año sabático en el que pude reflexionar y realizar un gran trabajo personal.
Aproveché este tiempo, para desarrollar unos 25 temas escritos sobre la parte de educación Waldorf que se centra en el primer septenio de vida, esto es, de 0 a 7 años, la primera infancia.
Los años más importantes para un ser humano, coincidían con el periodo en el cual los interrogantes de los padres eran cada vez más comunes.
En estos escritos, desarrollé temas como el ritmo diario del niño pequeño, los cuentos adecuados para el desarrollo infantil, la elaboración de juguetes, el cambio de pañales (cómo y de qué manera hacerlo) o la importancia de los límites entre otros.
El Momento
Después de un año apasionante, todo un regalo de vida para mí, lo mejor estaba aún por llegar.
Había llegado el momento de ponerme de nuevo en acción y volver a sembrar en el mundo.
Javier Dorda, Jardín de niños "EL Lirio Azul"
En septiembre del 2011 comencé a colaborar con Javier Dorda en el Jardín de niños “El Lirio Azul” de Torrelodones.
Javier, había sido uno de los primeros maestros fundadores del colegio Waldorf libre Micael de las Rozas, y después de un largo camino, con más de 30 años de experiencia aportando sus conocimientos en pedagogía Waldorf a la infancia, familias y maestros, decide fundar un nuevo Jardín de niños Waldorf al que llama “El Lirio Azul”, en Torrelodones, un lugar único y especial al cual yo me incorporé, como ya he mencionado, en el año 2011.
Al conocernos, todo surgió de forma fluida y espontanea, estuvimos trabajando mano a mano, uniendo fuerzas y apoyándonos mutuamente, y de ahí, surgió nuestro amor, un condimento que se añadió a la iniciativa.
Juntos, conseguimos aportar a los niños el rol masculino y el femenino en el salón de juegos, así como la fuerza del amor incondicional como modelo de imitación, de esta manera, el día de mañana estos niños podrían llevar en sus memorias, la fuerza de dos personas que se amaban profundamente y que se dedicaban día a día a disfrutar con los niños y a sembrar semillas para el futuro. Niños hoy, hombres y mujeres del mañana.
Llegó el jueves 28 de mayo del 2015, ese día se produce un hecho que cambiaría mi vida para siempre, Javier Dorda, fallece repentinamente. Javier nos dijo adiós físicamente, pero su energía continua intacta entre nosotros.
El Lirio Azul
En estas circunstancias, el 1 de junio del 2015 cojo las riendas del Jardín de niños Waldorf “El Lirio Azul”, comienzo a presidir la Asociación y me encargo de sostener el proyecto y el grupo de niños, convirtiéndome en su tutora y atendiendo a todas sus necesidades.
Se sucedieron entonces unos años intensos, donde todos colaboramos enérgicamente para que el legado de Javier Dorda continuara vivo durante el mayor tiempo posible, y así fue.
En junio del año 2018, al comenzar mis vacaciones de verano, siento la necesidad de parar y tomarme un tiempo sabático para reflexionar, descansar y renovar fuerzas.
Durante los años que transcurren entre 2019 y 2022 experimento un periodo de reflexión e introspección en un nuevo entorno, rodeada de naturaleza, en el que me permito dar un giro desde otro lugar, pero con la misma esencia.
Fue esta, una etapa de vida cocinada a fuego lento, en la que sentía en mi foro interno que lo nuevo estaba por llegar.
Y así fue, como 17 años de experiencias en pedagogía Waldorf, me llevan a escribir tres libros que servirán de guía para muchas familias con niños y maestros Waldorf.
En el año 2022, siento que empiezan a despertar nuevas fuerzas que ponen el barco del Lirio Azul nuevamente en movimiento.
Valoro la situación y algo nuevo, de forma progresiva, comienza a surgir.
El Momento
Esta vez, la vida pide, por las circunstancias sociales y por mi momento actual, un proyecto de educación Waldorf con una base online, pero con la misma esencia de calor de hogar, alegría, emoción y lleno de vida, un nuevo proyecto transformador para cada ser que se acerque a este naciente lugar.
A lo largo de mi camino de vida, desde el año 1997 hasta el año 2022.
Desarrollo personal:
Durante todo mi camino me han acompañado diversas inquietudes sobre crecimiento personal. Como gran buscadora que soy, para poder vivir con alegría y quietud en todo lo que desarrolle, he necesitado recorrer un sendero de aprendizaje en el que alcanzar el mayor equilibrio posible.
Desarrollo personal:
- Psicoanálisis 7 años.
- Terapia Gestalt 1 año.
- Constelaciones familiares personales 1 año y en grupo.
- Clases de meditación 2 años.
- Diversos procesos de coaching personal 2 años.
Desarrollo artístico basado en pedagogía Waldorf:
- Clases de canto pentatónico con Inés Gámez, fundadora de madres de día en Madrid.
- Clases de arpa pentatónica. Con Inés Gámez.
- Canciones con gestos de dedos y corros pentatónicos. Con Inés Gámez.
- Desarrollo pedagógico Waldorf, formación continuada.
- La pintura con cera y acuarela en el primer septenio, con Josefina Rodríguez Lleró, arteterapeuta.
- Elaboración de muñecos de lana y fieltro para teatrillos, mesas de estación y para el juego infantil, con Jara Loira maestra Waldorf.
- Continúo aprendiendo nuevas manualidades en el colegio Waldorf Micael en las Rozas, colegio Waldorf Aravaca y Jardín de niños Waldorf “La Tourmaline” en Vevey, Suiza.
- Pedagogía Social Antroposófica, con Carolina Reiris, pedagoga Waldorf y creadora de la Pedagogía Social Antroposófica.
Añado a mis formaciones, mis múltiples libros basados en educación Waldorf, que me aportan la riqueza de la lectura.